14.02.11 - 00:31 -
Pablo Blanco es sacerdote y teólogo. Ha centrado buena parte de sus estudios en Lutero y ahora en otro alemán: Joseph Ratzinger. Es el autor de la biografía del pontífice del diálogo entre la fe y la razón. Bajo el título 'Benedicto XVI. El Papa alemán', el sacerdote y profesor de la Universidad de Navarra, ofrece un interesante recorrido por la vida y obra del pastor de los católicos. En su entrevista con LAS PROVINCIAS, durante su reciente estancia en Valencia, considera al pontífice un «reformador».
-Con frecuencia se oye que el Papa es muy alemán, ¿en qué se nota?
-Sí, sí que lo es. Se nota en las virtudes típicas de los alemanes: constancia, puntualidad y precisión. Pero también es bávaro y tienen cierto aire meridional, mediterráneo. Él tiene esa flexibilidad más del sur. No es el típico alemán cuadriculado. En él se da un equilibrio entre el norte y el sur. De hecho, pienso que cuando estuvo en Valencia, le gustó el ambiente.
-¿Guarda Benedicto XVI un buen recuerdo de aquella Jornada Mundial de las Familias y de Valencia?
-No tuve la suerte de estar, pero según todas las crónicas que he leído, debió ser muy sonada, muy luminosa, muy levantina. Y yo creo que el Papa estuvo contento. Además, actuó de un modo muy suyo, sin polémicas y sin entrar al trapo de discusiones pequeñas, planteando horizontes grandes. Tendrá un buen recuerdo de estas tierras.
-¿Cómo es el Papa?
-Sencillo, reservado y con sentido del humor. Son algunas de las características que he intentado destacar. Sobre todo, el sentido del humor. Quizás no se conoce muy bien esta vertiente. No es hombre de carcajada, sí de sonrisa, de fina ironía, incluso de autocrítica. En una entrevista pronunció una frase de gran densidad teológica: Dios tiene un agudo sentido del humor.
-Después de Juan Pablo II, a quien se veía como un Papa cercano, llega Ratzinger, de quien se tiene la impresión de hombre distante...
-Son diferentes, es innegable. Uno alemán, otro polaco. Filósofo y teólogo... Este Papa ha sido elegido con 20 años más, y viaja menos. Se queda en la oficina y, como buen alemán, está poniendo un poquito de orden dentro de la Iglesia. Está haciendo lo que mejor puede hacer. Si intentara ser Juan Pablo III yo creo que fracasaría. Está poniendo orden en las ideas, en asuntos disciplinares, hablando de Jesucristo, que es una de sus prioridades.
-Ha habido noticias que transmiten renovación sobre el uso del preservativo y también nuevos planteamientos en torno al tema de la pederastia. ¿Estas posturas qué dicen de Benedicto XVI?
-Es un reformador en el sentido profundo. Ve que hay cosas que hay que mejorar en la Iglesia, lo que decías de la pederastia. Como apuntaba un periodista, la operación limpieza ha empezado en la Iglesia, a lo mejor ahora tiene que seguir por otros sitios. Él quiere esa purificación de la Iglesia desde dentro.
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