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Vaticano II: historia, contexto, doctrina

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Papa Francisco: Que Israel y Palestina sean dos estados libres y con buenas relaciones | ACI Prensa

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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Benedicto XVI visitará Alemania en septiembre de 2011


 
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El Papa Benedicto XVI visitará Alemania por tercera vez en su Pontificado del 22 al 25 de septiembre del próximo año. Con esta visita, anunciada por la Conferencia Episcopal Alemana y Radio Vaticana, serán cuatro los viajes apostólicos internacionales del Santo Padre en 2011.
El Santo Padre visitará Croacia el 4 y 5 de junio. Aquí se detendrá en la Catedral de Zagreb para rezar sobre la tumba del Beato Aloisio Stepinac, cabeza de la Iglesia Católica en Croacia durante el difícil periodo de la Segunda Guerra Mundial y la posterior dictadura comunista que gobernó Yugoslavia.
En agosto llegará a Madrid para presidir la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el destino más importante de los jóvenes católicos para el próximo año. Esta será la tercera ocasión en que Benedicto XVI se encuentre con la juventud católica de todo el planeta, después de haber presidido la JMJ de Colonia (Alemania) en 2005 y Sídney (Australia) en 2008.
El Papa visitará Madrid del 18 al 21 de agosto para reunirse con miles de jóvenes bajo el lema "Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe" (San Pablo).
Del 22 al 25 de septiembre estará en Alemania en su primera visita de estado.
El presidente alemán Christian Wulff afirmó a la prensa que será una "gran felicidad" recibirlo en su visita de tres días a Berlín, Friburgo y Erfurt.
"La visita del Santo Padre representará un momento importante en la vida de nuestro país y de nuestra Iglesia", ha declarado Mons. Robert Zollitsch, Arzobispo de Berlín.
Del 18 al 20 de noviembre, el Papa hará su último viaje apostólico del año y visitará Benín, África. El viaje forma parte de las celebraciones jubilares por el 150 aniversario de la evangelización del país africano y durante su estadía entregará a los obispos africanos la Exhortación Apostólica fruto del Sínodo Especial para África, desarrollado en el Vaticano en octubre de 2009.

jueves, 9 de diciembre de 2010

“Lo que define al Papa es su sencillez, inteligencia y buen humor”

La Gaceta de los negocios

22:40 (04-12-2010)
Pablo Blanco, biógrafo de Benedicto XVI.

Santiago Mata. Madrid
Filólogo y doctor en Filosofía por la Universidad de Navarra, Pablo Blanco Sarto (Zaragoza, 1964) ha publicado la primera gran biografía en castellano de Benedicto XVI (El Papa alemán, Planeta, 550 páginas, 21 euros). Es un “retrato interior” de Ratzinger, que completa la imagen que conocemos en libros como el más reciente, Luz del Mundo.

-¿Qué rasgos definen esa imagen interior?
-En primer lugar, la sencillez de su trato campechano. Cuando llegaba a la oficina de la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo primero que hacía era ir saludando a cada uno de los empleados, preguntándoles algo.

-¿En segundo lugar?
-Su altura intelectual, su capacidad de escuchar, de sacar todo lo positivo que se pueda de una postura no muy favorable a lo cristiano. Es emblemático el diálogo con Habermas en 2004, cuando convinieron en que razón y religión debían apoyarse y purificarse mutuamente. El tercer rasgo es su sentido del humor; la tranquilidad interior, la esperanza y alegría que le da saber que la Iglesia es de Jesucristo y no nuestra.

-¿El nazismo le supuso un trauma?
-Tuvo que ayudar en baterías antiaéreas y luego trabajar en un campo de trabajos forzados. Una noche les despertaron para llevar voluntarios para las SS y le preguntaron qué quería ser. Ante los improperios del oficial, dijo: “Párroco en un pueblo”. Uno de los presentes contó: “Gracias a ese ejemplo de firmeza, otros nos mantuvimos firmes”.

-¿Cuál es su mérito en el tema de la pederastia?
-Que ha afrontado el tema de modo directo, tomando el toro por los cuernos para que el delito se castigue, tanto en sede eclesiástica como civil. Llevó las competencias a Roma y en la Congregación reservaba ese tema para los viernes, antes de rezar el vía crucis. Es un tema doloroso que hay que afrontar y aclarar. No cuadra nada con la mentalidad de Ratzinger el hacer trampas.

-¿Fue modernista y luego cambió de bando?
-En su pensamiento no se da ninguna ruptura. Lo que escribía durante el Concilio es perfectamente coherente con lo que escribió 10 o 20 años más tarde.

-¿Qué aportó al Concilio Vaticano II?
-Con 35 años, tenía gran prestigio y colaboró en la reflexión sobre la relación entre escritura y tradición, aclarando que sólo hay una fuente de la Revelación; y en la colegialidad como relación entre el primado del Papa y los obispos.

-¿Con qué se queda del viaje a España?
-La discusión sobre la frase del avión demuestra que no nos hemos enterado de lo que ha dicho. Habla de diálogo entre fe y laicidad y, con prejuicios propios de otras épocas, buscamos el antagonismo. No podemos despacharnos con una polémica como una cortina de humo. Tenemos que pensar las cosas, sin enzarzarnos en luchas tribales.

-Cuando el Papa dice que le preocupa España, ¿se refiere a la intolerancia laicista o a la incapacidad de los cristianos para reaccionar?
-A las dos cosas. Cuando falta la racionalidad, la imagen de Ratzinger hablando con Habermas en este país es imposible. En vez de hablar nos tiramos los trastos a la cabeza. La defensa de la vida o de la familia no son sólo temas católicos, para despachar con improvisaciones ideologizadas. Ahora viene el momento de informar sobre el viaje del Papa; hasta ahora sólo ha habido ruido mediático.

jueves, 2 de diciembre de 2010

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El papa de la razón

El papa de la razón

por Juan Manuel de Prada
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Produce consternación que un discurso tan bellamente argumentado, tan límpido y sutil, tan luminoso y benéfico como el que Benedicto XVI pronunció en la Universidad de Ratisbona haya sido empleado por los fanáticos islamistas para desatar una ola de violencia vesánica. Pero la consternación, y la repulsión, y la náusea, alcanzan cúspides difícilmente superables ante el silencio cetrino, acobardado o lacayuno con que los gobernantes occidentales han acogido tales muestras de violencia; silencio que no es sino la expresión claudicante de una Europa que ha renunciado a defender los principios que se asientan sobre la razón, los principios que fundan su genealogía espiritual, para inclinar dócilmente la testuz ante el hacha que blande el verdugo. Espectáculo de vileza infinita, de cobardía blandengue, de rendición monstruosa de la razón ante el acoso de la barbarie, merecedor por sí solo de ocupar un voluminoso volumen en la historia universal de la infamia. En cierta ocasión, escribí que no acepto otra autoridad que la que viene de Roma; hoy, ante este denigrante episodio de ignominia, en el que un hombre vestido de blanco hace frente en soledad a las hordas del fanatismo, mientras los mandatarios del mundo occidental le vuelven la espalda, me ratifico en esta impresión. No hay otra esperanza para el mundo que hemos heredado, el mundo que esa patulea de dimisionarios abyectos está vendiendo en pública almoneda, que la fuerza espiritual que irradia Roma.

¿De qué trataba el discurso del Papa? ¿No queda una sola mente inquisitiva, mínimamente curiosa, capaz de leerlo con atención, sustrayéndose a las pildoritas desenfocadas que nos ofrecen los noticiarios televisivos, como el pienso que se ofrece al ganado? Benedicto XVI habló de la necesidad de interrogarse sobre Dios por medio de la razón. La violencia está en contraste con la naturaleza de Dios; no actuar según la razón equivale a negar la naturaleza de Dios. «Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios», leemos en el prólogo del Evangelio de San Juan. «Logos», que es la palabra originaria que San Juan utiliza para designar el Verbo, significa a la vez «palabra» y «razón». En esa frase vertiginosa se logra el encuentro pleno entre la fe cristiana y el pensamiento griego: Dios, el Señor del tiempo, no actúa arbitrariamente, sino que todas sus acciones están regidas por la razón creadora; y sólo el hombre que piensa y actúa de forma razonable puede llegar a conocerlo en plenitud. A esta fe en un Dios que actúa con «logos» se opone una fe patológica que se trata de imponer con la espada; también una razón tan exclusivista y tiránica que pretende confinar la fe en el ámbito de lo subjetivo. Sólo si conseguimos que la razón y la fe avancen juntas -afirmó el Papa- lograremos un diálogo genuino de culturas y religiones. Y concluyó: ««No actuar razonablemente (con logos) es contrario a la naturaleza de Dios», dijo Manuel II Paleólogo. En el diálogo de las culturas invitamos a nuestros interlocutores a encontrar este gran logos, esta amplitud de la razón».

Parece natural que un discurso tan perspicaz y dilucidador de la naturaleza de la verdadera fe haya enardecido a quienes entienden la religión como una vindicación de la barbarie y a Dios como una fuerza irracional, arbitraria, que se regodea en la crueldad e impulsa a los seres humanos a matar en su nombre. Más escandalosa que el furor de los energúmenos que afilan el hacha para descargarla sobre nuestra testuz resulta la cobardía moral, la tibieza, la claudicación de esa patulea de gobernantes que se han abstenido de salir en defensa del vapuleado Papa, que es tanto como abstenerse de salir en defensa del mejor legado occidental, ése que se funda sobre la razón constructora. ¿A alguien le queda todavía alguna duda de que semejante patulea no tardará, genuflexa y temblorosa, en entregar tal legado en bandeja de plata, para que lo pisotee la codicia destructora de los bárbaros?

Rigor intelectual

Rafael Hernández Urigüen
Profesor de Ética
Universidad de Navarra

Publicado en:

Diario Vasco


Después de seguir en tiempo real a través de la televisión el último viaje papal a España he releído sus homilías y discursos con el placer intelectual que proporciona a cualquier profesor universitario la altura de un personaje mundialmente escuchado y reconocido en los foros del pensamiento contemporáneo. Desde entonces, al repasar los artículos en varios medios he podido contrastar muchas de las afirmaciones críticas contra Benedicto XVI con datos que -sin prejuzgar intenciones- las desmienten.

En algunos análisis se ha llegado a considerar exiguo el número de peregrinos presenciales en las dos visitas. Sin embargo el interés de su visita pastoral lo confirman las más de 500.000 personas que en total acudieron a Santiago y a Barcelona, con presencia mayoritaria de jóvenes, y los altos índices de audiencia a través de las cadenas de televisión. El 34,8% de los españoles, unos 16,4 millones espectadores mayores de cuatro años, contactaron al menos un minuto con la programación especial que prepararon las cadenas de televisión con motivo de la visita del Papa a Santiago de Compostela y Barcelona (Fuente: Kantar Media).

Quienes han objetado que en su Viaje Benedicto XVI «arremetió contra.» (verbo recurrente en numerosos titulares que parecían clonados por 'copy paste'), pasaron por alto el tono de voz pacífico, humilde, sabio y cercano al pronunciar homilías y discursos.

El Papa Ratzinger no viajó para imponer, sino que ha ofrecido una propuesta razonada del mensaje cristiano de gran actualidad y que resumiré en siete puntos:

- Una visión de Dios Amor amigo de la persona humana y garante de su libertad y de los derechos del hombre y de la mujer.

- Su apuesta valiente y liberadora por la verdad que junto al amor garantiza también el respeto a la persona.

- Un reconocimiento de la belleza como revelación de Dios y agradecido homenaje a los artistas que crearon la catedral de Santiago, la Plaza del Obradoiro y de manera eminente a la figura única de Gaudí.

- Más allá de cualquier reduccionismo estetico-intimista, su propuesta a que los católicos continúen en España la reconocida aportación a la caridad efectiva tan presente en la grave crisis económica y el acento de la inexcusable dimensión de servicio para los cristianos, no como mera opción, sino como actitud inherente a la fe.

- También me parece necesaria y actual su propuesta de familia (según la ley natural) y de los derechos de la mujer que permitan a ésta la conciliación efectiva y su desarrollo integral.

- Resultó conmovedora su cercanía hacia los que sufren al visitar y apoyo al centro educativo para niños discapacitados ('Nen Déu') en Barcelona.

- Su manifiesto reconocimiento del desarrollo y progreso de la sociedad española, y las agradecidas palabras a todas las autoridades estatales autonómicas y locales en la colaboración para la buena marcha de este viaje, agradecimiento a las autoridades que reiteró en la audiencia general del miércoles ya en el Vaticano pocos días después. ¿Por qué no se han resaltado de su primer discurso los párrafos que expresan el reconocimiento a la sociedad española actual?: «(.) la que en el siglo XX ha suscitado nuevas instituciones, grupos y comunidades de vida cristiana y de acción apostólica y, en los últimos decenios, camina en concordia y unidad, en libertad y paz, mirando al futuro con esperanza y responsabilidad. Movida por su rico patrimonio de valores humanos y espirituales, busca asimismo superarse en medio de las dificultades y ofrecer su solidaridad a la comunidad internacional».

¿Cómo se entiende, entonces, que tantos medios se hayan centrado únicamente en algunas de las palabras que Benedicto XVI pronunció en la rueda de prensa durante el vuelo? ¿Por qué se dejaron en imagen fija aquellas frases que sólo constituyen una analogía respecto a los tratamientos de la religión cristiana tantas veces zafios y frecuentemente reductivistas por parte de los medios de comunicación? ¿No han coincidido en este mismo diagnóstico de virulencia anticlerical intelectuales europeos laicos?

Las palabras de la rueda de prensa improvisada en el avión iban dirigidas no a un Gobierno ni a los dirigentes de partidos políticos, sino al ambiente y situación cultural; es más, el Papa más bien lanzaba un llamamiento al diálogo, si se leen detenidamente estas frases: «esta disputa, más aún, este enfrentamiento entre fe y modernidad, ambos muy vivaces, se realiza hoy nuevamente en España: por eso, para el futuro de la fe y del encuentro -¡no el desencuentro!, sino encuentro- entre fe y laicidad, tiene un foco central también en la cultura española».

Por eso, no me parecen objetivas, o al menos rigurosas, la mayoría de las críticas que he leído, que llegan a asegurar que los católicos son minoría (¿minoria 92,5% son según la Oficina Estadística de la Secretaría de Estado del Vaticano, o 72,7% según el CIS?); califican a la Iglesia Católica definiendo a los fieles: «la minoría más privilegiada de todos los grupos de carácter sectario que hay en nuestra sociedad»; afirman que las ayudas del Estado ascienden a 6.000 millones de euros (son 250 millones los que los católicos aportan a través de la recaudación estatal a la Iglesia) y omiten los 35.000 millones de euros que la comunidad católica ahorra al Estado español a través de sus iniciativas educativas, asistenciales y sociales.

Foro de estudios Joseph Ratzinger

Foro de estudios Joseph Ratzinger

Santiago y Barcelona. Benedicto XVI, un peregrino moderno



Juan Pablo II peregrinó a Santiago en 1989, con jóvenes de todo el mundo. Allí dijo aquellas famosas palabras: «Europa, sé tú misma». Se refería a las inevitables raíces cristianas del viejo continente. Benedicto XVI es también un europeo convencido. Piensa sin embargo que el viejo continente ha sufrido el conocido «rapto de Europa»: renunciamos a nuestros propios orígenes. «Y un árbol sin raíces, se seca», escribió. Por eso el Papa alemán ha hablado en Santiago de fe y razón, de verdad y libertad, como las verdaderas raíces de nuestra cultura europea.
Después, uniendo pasado y futuro, dirigió sus pasos a Barcelona, a la Sagrada Familia, la basílica del siglo XXI. El cardenal Ratzinger solía decir que el principal argumento para evangelizar hoy este mundo posmoderno es la belleza presente en el arte cristiano y en la vida de los santos. El «arquitecto de Dios» podría unir estas dos facetas, si su proceso de beatificación llegara a buen puerto. Gaudí aprendió todo en tres libros: la Biblia, la liturgia y la naturaleza. En la consagración de la nueva basílica, la música llenaba las bóvedas –un bosque de palmeras– con cantos en diferentes lenguas. A la vez la luz y el color, el aceite y el agua, el pan y el vino, el fuego y el incienso hablaban el lenguaje de la naturaleza.
El hombre no es solo un ser racional, sino también ritual. Benedicto XVI ha aprovechado ese ambiente para también hablar del arte y de la belleza, «gran necesidad del hombre» y «reveladora de Dios». En la Sagrada Familia se contiene todo un completo itinerario de la fe, pero las imágenes no están dentro de la iglesia sino en la fachada. Cualquier viandante puede verlas desde la calle. Es una imagen del diálogo que la Iglesia mantiene con el mundo actual. Ahora el sucesor de Pedro entonaba en su homilía un canto al arte y a la belleza, y a la vida y a la familia.
«La Iglesia se opone a las negaciones de la vida humana», dijo, y sobre todo defiende la familia y el matrimonio natural. Son «escuela de amor, oración y trabajo», que presentan su modelo en esa “trinidad de la tierra” –decía san Josemaría– formada por Jesús, María y José: la Sagrada Familia. Por eso la familia es tan importante. Benedicto XVI ha pedido para ellas y para las mujeres ayuda por parte del Estado. Un último secreto: «Sólo donde existen el amor y la fidelidad, nace y perdura la verdadera libertad». Son también la clave de la felicidad. Desitjo, finalment, confiar a l’amorosa protecció de la Mare de Déu, acababa el Papa con una invocación a María.